No hay distancias cuando de lo que se trata es de comer bien. En Barcelona lo saben y por eso se las arreglan para traer a la ciudad productos gallegos de la máxima calidad, la mayor parte de ellos trabajan bajo el distintivo de Galicia Calidade. Ante la demanda de estos productos operan en Barcelona empresas que viven de importar todo aquello que sólo puede hacerse, curarse, pescarse o destilarse fuera de Galicia como lacón, pulpo, tartas, empanadas u orujo. La comida típica de allí, empaquetada, metida en camiones frigoríficos y mandada por autopistas, con las mínimas paradas, un par de veces por semana. El flujo es continuo para que el sabor no deje de ser el auténtico.
Su destino son ese enjambre de restaurantes, mesones, bares y demás templos del buen comer, que motean el mapa de la ciudad condal y sus alrededores. Juegan con dos impagables bazas: la calidad del producto y la confianza (fruto de años de buen trato) que generan esas empresas, casi tan antiguas como la nececidad de comer aquí, lo que se añora de allí.
Son empresas que hacen de puente entre la tierra de las empanadas y el pulpo y la patria del pà amb tomàquet, abasteciendo de productos con denominación de origen a toda España. Una de ellas es Productos Gallegos, con los que trabaja Mesón David, y otra, también veterana es Casa de Galicia, de Elio Mariano Rodríguez y A Nosa Terra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario